KAN etimológicamente viene de serpiente emplumada. Es el Creador y el Formador del Universo para nosotros los Mayas. Hay una ley divina que nuestros abuelos lograron descubrir, de cómo es el venerable KAN.
En las escrituras sobre la Creación vemos quien es Tepew, el mismo que decimos Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra, Corazón del Aire, Corazón del Agua.
Para entender esto es importante analizar los fenómenos de la madre naturaleza, por ejemplo: El Agua. Veamos como camina el río, obsérvenlo bien desde aquí donde estamos hasta donde se pierde de vista. Igual, igual que como camina una serpiente camina y se mueve.
Ahora veamos el aire. En los veranos, en determinadas ocasiones, el aire forma grandes remolinos, esta es una serpiente con la cabeza para abajo y la cola hacia arriba.
También está en las nubes, en las nubes se forman los grandes aguaceros y ahí está el Jun Raqan o Huracán en español. Ahí también está la Serpiente de Plumas Cósmicas, entre las nubes corre la gran serpiente.
Cuando observamos las galaxias a través de los grandes telescopios, sobre toda la nuestra que es la vía láctea en ella podemos ver una gran serpiente enrollada en el espacio.
Para nosotros los Mayas el Ajaw no es un mito, ni leyenda, no es una estatua o idolo; para los Mayas el Ajaw es tan real como estos fenomenos naturales y como nosotros los seres humanos; ya que en la cabeza del ser humano tambien esta enrollado el Venerable y Temible KAN.
Todos estos KAN que estamos viendo son las manifestaciones del Gran Kukulkán, el Ajaw; todo el universo y toda la galaxia, y el cerebro humano se parece o tiene la semejanza de una serpiente es poreso que nuestros ancestros los Mayas le pusieron KAN al Toodopoderoso; porque cuando se manifiesta en la naturaleza ya sea en Huracan, en Temblor o en Tornado es muy fuerte y poderoso que arrasa con todo en su paso y es muy temible.
El KAN para nosotros los Mayas significa: Temor, respeto, sabiduria y poder del Ajaw, simbolo precioso que engalana la cabeza de las mujeres de todos los pueblos Mayas y la faja con que se cinen los hombres de Maiz.
Nuestros ancestros los Mayas clasicos creían que las serpientes eran un vínculo entre el cielo y el inframundo. Las serpientes, como los jaguares, son figuras representativas en el arte y arquitectura Maya. Esos reptiles eran vistos como viajeros capaces de descender al inframundo —Xibalbá— o saltar hacia el Kaj (cielo).
Nuestros abuelos los Mayas, al ver que las serpientes desaparecían entre la tierra, creyeron que tenían la habilidad de moverse entre el mundo físico y el más allá. También las observaron nadando en los cenotes, lo cual reforzó la idea de que podían descender a Xibalbá a discreción. Pero también las detectaron a grandes alturas, entre los árboles, por lo que pensaron que podían ir hacia el cielo». Así lo explica Joshua T. Schnell, investigador de la Universidad del Estado de Míchigan, en su informe El Sagrado Kan, un estudio sobre las deidades serpiente del Clásico y de la Serpiente Emplumada del Posclásico (5,129 Ab’, 2013).
«Las serpientes son un vínculo entre los cielos y el inframundo; son animales capaces de dar vida, pero también muerte», agrega Liwy Grazioso, arqueóloga y directora del Museo Miraflores. «De igual manera se asocian con los relámpagos, ya que veían a los rayos como serpientes que caían del cielo».
LOS TRES KAN
Durante el Clásico Maya, escribe Schnell, los Mayas crearon tres deidades representadas por el Kan: la Serpiente de Visión, la Serpiente Guerrera y la Serpiente Nenúfar.
LA SERPIENTE VISIÓN
La serpiente visión es la que tiene raíces más tempranas. Era invocada durante los rituales para que permitiera que los ancestros llegaran a Xibalbá y para que las deidades celestiales bajaran a dar consejo a los sacerdotes.
Tales ceremonias incluían respeto y gran reverencia, donde quemaban las especies aromáticas frutos de la naturaleza donde salía un humo espeso y dentro de ese humo surgía la imagen de una serpiente, a la que llamaron » El Kan de la Visión», ya que al manifestarse en el fuego sagrado inducía a una especie de trance o experiencia espiritual sobrenatural—. De esa cuenta, ellos podían hablar con lo divino y sus ancestros. «El Kan. (serpiente) era la vía directa de los Mayas para comunicarse con la divinidad; actuaba como un portal entre los mundos supernatural y humano», indica en un informe el arqueólogo David A. Friedel.
La Serpiente Visión aparece, por ejemplo, en Yaxchilán, actual Chiapas, México. El dintel 15 es uno de los más representativos; en él un ancestro o deidad emerge de las fauces del Kan. En el dintel 25 de ese mismo sitio, además, se observa uno de las ceremonias o rituales, el cual es conducido por la esposa de un gobernante.
INFLUENCIA TEOTIHUACANA
Estudios arqueológicos sugieren que nuestros abuelos los Mayas tuvieron una estrecha relación con Teotihuacán, por lo que adoptaron algunas características de esa cultura. «Se cree que las serpientes Guerrera y Nenúfar surgieron del contacto con los teotihuacanos», apunta Schnell.
La serpiente Guerrera se concebía como la protectora de aquellos que iban a la batalla. En el dintel 2 del Templo 1 de Tikal, así como en el altar 2 del Sitio Q, hay una deidad llamada Waxakljajun-Ubaj-Kan, que representa las guerras. Su origen, según arqueólogos, tiene similitudes con el Templo de la Serpiente Emplumada de Teotihuacan.
LA SERPIENTE NENUFAR
El Kan Nenúfar se asocia con las aguas tranquilas, con serpientes que nadan en el fondo y con nenúfares que flotan en la superficie. Poco se sabe sobre el simbolismo que tienen juntos estos dos elementos, excepto que esa planta representa la división entre el mundo de los vivos y el de los muertos. «El que los Mayas hayan plasmado a la serpiente junto al nenúfar quiere decir que la creían muy poderosa», refiere Schnell.
El vaso K623 —incluido en el archivo fotográfico de varias culturas mesoamericanas, creado por Justin Kerr— es un objeto Maya que muestra una imagen parecida a la Serpiente Emplumada de Teotihuacán.
Otro ejemplo es la Estructura B-5 de Caracol (Belice), donde está tallada la máscara de una serpiente Nenúfar.
«Las similitudes, básicamente, están en los ojos, ya que tienen un patrón de remolinos u olas», señala Schnell.
EL POSTCLASICO
Durante este período (900-1521 d. C.), los Mayas reemplazaron las imágenes de las culebras por serpientes emplumadas; esto, por influencias teotihuacanas y toltecas. Estos últimos tenían una deidad llamada Serpiente Emplumada, que pasó a ser Kukulcán en la región Maya de Yucatán y que fue objeto de culto en Chichén Itzá y Mayapán.
«Este ser, que hace referencia a un ave y a un reptil, se basa en el poder de la tierra para el nacimiento y la destrucción —la serpiente— y en el poder fecundante y ordenador del cielo —el ave—.
Para ellos, este reptil estaba asociado con la creación, lo cual recuerda a Gucumatz, la serpiente emplumada que aparece en el Pop Wuj el libro sagrado Maya, a la que se le atribuye el génesis.
En Chichén Itzá se edificó la Pirámide de Kukulcán. Allí, en cada equinoccio, una serpiente «desciende» de sus escalinatas, gracias a un juego de luces y sombras que crea una ilusión óptica que permite ver cómo, sinuosamente, el cuerpo de una serpiente repta desde la cima de la pirámide hasta la cabeza de la serpiente emplumada que se halla en la base. «Es Kukulcán que desciende del cielo y sigue su camino hacia Xibalbá», refiere Schnell. «Es la continuación del simbolismo que venía del período Clásico», agrega.
Mayapán también le rindió culto al venerable y temible KAN, lo cual se evidencia en el Templo de Kukulcán, que se levantó al lado del cenote de Ch’en Mul, justo encima de un enorme sistema de cuevas.
REPRESENTACIONES
En el mundo Maya existen cientos de figuras alusivas a las serpientes. Incluso fueron los glifos emblemas de sitios importantes —como en el Reino Kan, el Reino de la Serpiente en el área de El Mirador, Petén—, ya que representa a Bolon Dzacab. También aparece en los cetros-maniquí —elementos de poder— que están en las manos de los gobernantes de muchas estelas y monumentos del Clásico Tardío.
Las figuras de serpientes, además, fueron plasmadas en vasijas de cerámica, relieves y esculturas talladas en piedra y modeladas en estuco en los edificios.
En el Museo Miraflores se conserva la Estela 19 de Kaminaljuyú, que es un relieve del Preclásico Tardío (400 a. C. – 100 a. C.) en el que se observa a un personaje antropomorfo hincado que sostiene una serpiente.
Las últimas representaciones del venerable y temible KAN se hicieron hasta la llegada de los españoles a tierras americanas.
Hoy los Mayas de la actualidad continúan con la reverencia y culto al Venerable y temible KAN, el Creador y Formador del universo conforme lo marca el sagrado calendario Maya.
Gracias por su atención deseamos que el Venerable, Temible y Poderoso Kukukán, Tepew Q’uq’Kumatz’ y Quetzalcoatl le bendiga grandemente.
Sinceramente: www.MayaTecum.com el Ajq’ij y Ajtij del pueblo maya, agradeciendo la información del Departamento de Arqueología de la Universidad de San Carlos de Guatemala, a Mayavase y Roberto Villalobos.
Nota: Las serpientes en la cultura Maya son un símbolo de respeto y temor al Creador y Formador, por ningún motivo alguno juegue o subestime una serpiente porque pueden causarle la muerte.