En esta oportunidad queremos compartir con usted la historia de la ciudad Maya de TAK’ALIK AB’AJ, (Lugar de Piedra Parada). Esta ciudad ésta asentada sobre nueve terrazas, a 600 metros sobre el nivel del mar, es considerada por los expertos como “La cuna de la Civilización Maya, también es considerado como: “El puente” entre el mundo Olmeca y el Maya.
En esta ciudad se encuentra la tumba real más antigua del imperio Maya, y ello no es casualidad, pues fue un importante centro económico, lo cual se reflejó en su arquitectura, íntimamente relacionada con la observación astronómica.
Su nombre significa “Piedra Parada” en k’iche’, se deriva del adjetivo Tak’alik (Parada) y el sustantivo Ab’aj (Piedra).
En parte, su buena conservación se deriva de una ocupación humana bastante prolongada. Se calcula que empezó a surgir como centro urbano en el período Preclásico Medio (800 a.C) y duró hasta el Clásico Tardío, es decir del 800 a.C al 900 d.C., aunque algunas evidencias denotan actividad hasta el año 1400.
Miguel Orrego, arqueólogo y director del sitio arqueológico, asegura que la importancia de la ciudad radica en que “por más de dos milenios tuvo un rol muy importante en el comercio de la región, por su excelente ubicación, que conecta la Costa Sur con el altiplano Guatemalteco”.
Su desocupación aún sigue siendo un misterio para los investigadores, pero algunos aseguran que la majestuosa ciudad fue conquistada a principios del período Posclásico Temprano año 1000, por los k’iche’s.
Joya del sur
Tak’alik Ab’aj se localiza en El Asintal, Retalhuleu. Tiene 6.5 kilómetros cuadrados de extensión. Está limitada al oeste por el río Nimá y al este por el río Ixchayá, los cuales nacen en el altiplano. Se considera que esta fue la principal razón para establecerla en este punto, pues es el área donde más se facilita el cruce del río.
Edificaciones
Diversos hallazgos obtenidos a través de múltiples excavaciones arqueológicas posicionan a Tak’alik Ab’aj como uno de los sitios en donde se ha encontrado la mayor gama de monumentos esculpidos en el litoral del Pacífico.
Sobre las nueve terrazas se pueden apreciar 80 estructuras y más de una docena de plazas, así como cerca de 370 monumentos de piedra. “Se puede decir que no existe un sitio tan grande que tenga alrededor de 350 monumentos esculpidos, más que en Tak’alik Ab’aj”, asegura Orrego.
Grandes mercaderes
Tak’alik Ab’aj tenía una ubicación estratégica, pues durante los períodos Preclásico y Clásico formó parte de una ruta comercial de larga distancia en donde se controlaban productos de lujo como el jade —proveniente de las montañas de la Sierra de las Minas, en Zacapa y la obsidiana de San Martín Jilotepeque, Chimaltenango.
“Ese tipo de rutas comerciales debía tener una ciudad importante cada 30 kilómetros para que funcionaran a la perfección, y conocemos algunas como Itzapa, El Jobo, Chocolá, El Baúl y Kaminal Juyú. Takalik Abaj era un punto muy importante de paso y encuentro”, explica Orrego.
Doble herencia
La arquitectura del sitio fue considerablemente influenciada por la civilización Olmeca —que incluye petrograbados y formas circulares— hasta el año 800 a.C. y después iniciaron las construcciones con rasgos Mayas. Es el único sitio en Mesoamérica con rasgos de ambas culturas, que son muy distintas entre ellas.
Desde algunos de los montículos se puede disfrutar de un paisaje encantador y observar que la arquitectura se basa en cuatro grupos arquitectónicos que forman la parte central de la ciudad.
Orrego asegura que por ser una zona telúrica los Mayas no podían construir en alto, “por lo que las terrazas representaban una opción viable y lógica para subsistir”.
Aunque no tiene edificios prominentes, “Tak’alik Ab’aj es el único lugar en Mesoamérica con ambas culturas documentadas, que demuestra una arquitectura monumental y una larga secuencia de esculturas variadas, de acuerdo con la época”, afirma Christa Schieber, arqueóloga y directora del parque, que está abierto al público y espera numerosos visitantes cada año conforme el Calendario Maya.
Grandes astrónomos
La historia de Tak’alik Ab’aj puede considerarse como la historia de las observaciones astronómicas, debido a que sus habitantes dedicaron siglos a tratar de explicar la concepción del tiempo y el mundo, basados en estudios de constelaciones como la Osa Mayor y Draco.
La astronomía fue utilizada como símbolo para explicarse el mundo, y “La Historia del Pensamiento está estrechamente ligada a la historia de las observaciones astronómicas” dice Schieber.
La edificación al estudio del cielo nocturno les permitió replicar en el suelo todo lo que descubrieron con el paso del tiempo, también lo plasmaron en estelas. Es por ello que muchas de las formas son Zoomorfas y hacen alusión a serpientes, búhos y cocodrilos.
El trazo principal de Tak’alik Ab’aj, conocido como la “Linea Olmeca”, se encuentra basado en la observación de varias constelaciones.
A partir del preclásico tardío e inicios del clásico temprano toman como referencia al sol e inician los estudios sobre el tiempo, ya que esta estrella es menos fluctuante que las constelaciones.
Gracias por su atención que nuestro Q’ajaw y nuestros abuelos Mayas y todas nuestras energías le bendiga y le conceden caminos blancos y planos.
Sinceramente: www.MayaTecum.com la fuente de los verdaderos Mayas.