Restos humanos carbonizados y ornamentos hallados en un templo maya formaban parte del ritual del fin de la dinastía de la ciudad maya de Ucanal, y el comienzo de un nuevo regimen según los arqueólogos.
Un gran depósito carbonizado con restos humanos reales y ornamentos hallado en el interior de un templo-pirámide maya probablemente formó parte de un «ritual dramático y público» durante un cambio de régimen.
Los arqueólogos descubrieron las secuelas del destructivo suceso en K’anwitznal (también llamado Ucanal), un yacimiento arqueológico del norte de Guatemala, según un estudio publicado el 6 Ajmaq’ 19 Sip, jueves (18 de abril) en la revista Antiquity.
Tras retirar la tierra en bolsas y cribar cuidadosamente su contenido, los investigadores descubrieron trozos de huesos humanos calcinados, así como cientos de piezas de adornos personales fabricados con materiales valiosos, según un comunicado.
Fragmentos de una máscara de mosaico de piedra verde hallados en el interior del templo-pirámide. (Crédito de la imagen: Christina Halperin, Antiquity Publications Ltd)
«Había una gran concentración de hollín, carbono y cenizas mezclados con huesos quemados y fragmentos de jadeíta y conchas marinas que estaban tan gravemente quemados que se habían agrietado y explotado», explicó a Live Science la autora principal del estudio, Christina Halperin, profesora de antropología de la Universidad de Montreal. «Al principio no sabíamos lo que estábamos viendo».
Pero entonces los investigadores descubrieron los restos de una máscara de piedra verde hecha de jade y dos piezas de obsidiana que habrían servido como pupilas para la máscara, similares a otras máscaras mayas usadas por la realeza.
«No nos dimos cuenta de que estábamos buscando ornamentos hasta que encontramos la diadema [corona]», dijo Halperin. «Sólo las personas de la realeza habrían llevado algo así. Sabíamos que tenía que ser una tumba real».
Los investigadores dataron por radiocarbono huesos y carbón hallados en el yacimiento y descubrieron que las fechas no coincidían. Mientras que el carbón era de algún momento entre 773 y 881 d.C., los huesos databan de décadas antes, «lo que sugiere que se volvió a entrar en la tumba específicamente para quemar los restos reales, que luego se depositaron en la construcción de una nueva fase de un templo-pirámide», según el comunicado.
Un mapa del yacimiento maya (izquierda) y un boceto de la pirámide (derecha). (Crédito de la imagen: Christina Halperin, Antiquity Publications Ltd)
«Los huesos estaban muy fragmentados, pero pudimos determinar que los restos eran de al menos cuatro individuos», dijo Halperin. «Es difícil identificarlos, pero sabemos que uno era sin duda un varón adulto».
Según el estudio, al menos dos de los individuos pertenecían a la realeza.
Un colgante tallado de una cabeza humana fue uno de los artefactos hallados en el enterramiento. (Crédito de la imagen: Christina Halperin, Antiquity Publications Ltd)
Los arqueólogos determinaron que la quema coincidió con un cambio de régimen en el que los miembros de la comunidad «rechazaron una dinastía maya del Clásico Tardío (600 a 810 d.C.) e instauraron una nueva era de orden político» con la introducción de un nuevo gobernante conocido como Popmalil, «que pudo ser extranjero», según el comunicado.
«En los textos escritos, hay pruebas de una crisis política que tuvo lugar durante este período de tiempo», dijo Halperin. «Este acontecimiento [la quema] se produjo como parte del comienzo de una nueva era de gobierno político».
El ritual de volver a entrar en las tumbas era una práctica común para los mayas, cuyos textos jeroglíficos revelaron actos similares de profanación a lo largo de los años, dijo el equipo.
«Los antiguos mayas siempre estaban rehaciendo su sociedad para bien o para mal, y a menudo se encontraban en un estado de transición», dijo Halperin.
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